El neerlandés tenía previsto ser el jefe de filas del todopoderoso Jumbo-Visma en el Giro de Italia, cosa que ahora se pone en seria duda
EUGENIO MUÑOZ
Imágenes que valen más que mil palabras: Tom Dumoulin rueda absolutamente solo. Junto al coche médico, en primera instancia, para seguir distanciándose hacia el vehículo de su equipo, el Jumbo-Visma. Quedan más de 60 kilómetros para el final del primer día realmente complicado de la 101 edición de la Volta a Catalunya, el final en la estación de La Molina. Abandona, como todo hacía indicar, en un nuevo fracaso del neerlandés, con una 'foto' que ejemplifica cómo sigue sin levantar cabeza.
2022 era el enésimo intento. Desde que llegase al Jumbo ha vivido de todo. Con ese parón por temas relacionados con la salud mental, su regreso a un nivel importante incluyendo una presea olímpica, pero nueva lesión para cerrar 2021. Para el nuevo curso, la palabra era confianza, pero el que fuese campeón del Giro y segundo del Tour no la encuentra por ningún lado.
En los Emiratos Árabes -primera cita del World Tour- brilló en la crono y fracasó en el primer final en alto -que ganó Pogacar-. Desde su propio equipo se tildó de fracaso. Después, llegó el Covid-19 y se quedó sin tomar parte en la Strade Bianche. Así, volvía en las carreteras españolas, y antes del 'fuego real' se vuelve a bajar.
En Sant Feliu de Guíxols estuvo en la pelea (22º en meta), pero camino de Perpignan todo se torció. En una etapa caótica perdía tiempo. Llegó el primer final en alto.... "Tom no se sentía bien", dicen desde su equipo. Fuera de carrera. Sin luchar camino de La Molina, un final que se le adapta a sus características, pues no es un gran coloso de grandes rampas y la lucha táctica juega un papel fundamental.
Los abandonos también marcan la Volta a Catalunya
Como ocurriese en la París-Niza por aquel brote de gripe que afectó a medio pelotón, la Volta a Catalunya también suma bajas de renombre. Al caso analizado de Dumoulin se unen las bajas de Richie Porte -dorsal 1 de la carrera y podio en la última edición-, Michal Kwiatkowski -que había realizado una decente Milán-San Remo, siendo el más rápido en el descenso del Poggio di Sanremo- o Fausto Masnada.
El problema ya no es el abandono. Es identidad, pues Dumoulin tiene en su calendario ser el líder del Jumbo-Visma en el Giro d'Italia. Queda un mes y medio, y las dudas no hacen más que crecer. No existen méritos deportivos actuales para darle la jefatura de filas de una estructura tan potente, y eso disminuirá, lógicamente, su propia confianza.
¿Qué hacer? Es la pregunta que debe repetirse en el seno neerlandés. Según parece, en la ronda transalpina también contarían con Sam Oomen y Tobias Foss en la salida de Budapest, y pueden ser apuestas más reales que un Dumoulin fuera de forma. Son dos años sin encontrar el golpe de pedal. Ya son dos cursos en el que fuese el 'nuevo Induráin' -y bien que se lo merecía- no rinde como lo esperado.
Fuente:www.marca.com+
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