Landa llega con ganas al primer final decisivo del Giro: el Etna


LUCA BETTINI AFP

El ciclista alavés llega muy motivado al primer final decisivo de este Giro: el Monte Etna (22,8 km al 5,9% de promedio). La futura llegada al Blockhaus está marcada en rojo en su calendario.
Marco González@AsRocamGP


Atrás queda Hungría, desde la agitada Budapest a la turística Balatonfüred, donde las tres primeras etapas de este Giro de Italia fueron un interesante aperitivo de lo que estaría por llegar. Ese momento, inexorable, comienza hoy con la primera llegada en alto de la 105ª edición de la Corsa Rosa, una cima que emana épica y mística a partes iguales.

 Hablamos del Monte Etna, volcánica cumbre en el corazón de Sicilia que ya en la cuarta jornada de carrera separará el grano de la paja en la clasificación general. Como final de etapa, el Etna debutó en la década de los 60, pero no ha sido hasta los tiempos modernos cuando se ha consolidado como icónico escenario de las dos carreras de las que forma parte: Giro de Italia (siete ocasiones) y Giro de Sicilia (dos). Sus ganadores, de lo más variopinto, con nombres de menor relumbrón como los de Acácio da Silva (1989) o Jonathan Caicedo (2020), pasando por ilustres como Alberto Contador (único español, en 2011) o Esteban Chaves (2018).

Y no hay que irse muy atrás para encontrar las últimas referencias, con Damiano Caruso alzando los brazos en la cima el pasado 15 de abril, por lo que este 2022 tendremos un hito sin precedentes: primera ocasión en la que el Etna acoge un final de etapa tanto en Sicilia como en la Corsa Rosa en el mismo año. Y entre los muchos favoritos que pretenden inscribir su nombre en el Etna, es uno de los compañeros del italiano en las filas del Bahrain-Victorious quien pretende darle el relevo: Mikel Landa. 

El alavés (Murgia, 32 años) llega pleno de moral tras sacar nota en los tres primeros días de carrera, objetivo que pasaba por estar con los mejores en el explosivo final del pasado viernes, no ceder demasiado tiempo en la crono y evitar caídas en la etapa llana. "La verdad es que, por equipo, confianza y estado de forma llego muy bien a este Giro. Cada año y cada nueva experiencia ha sido un aprendizaje y me siento muy preparado", cuenta el español a AS en los días previos a afrontar esta decisiva batalla.



Mikel Landa habla con AS en los minutos previos a la Grande Partenza en Budapest. PEPE ANDRES (Diario AS)

El puerto, de 22,8 km al 5,9% de promedio, se adapta perfectamente a las condiciones de escalador de Landa, que siempre ha demostrado rendir mejor en ascensiones largas y de menor explosividad, donde sus condiciones de gran fondista y enorme valentía brillan con luz propia. Pero la mirada del vasco no sólo apunta al Etna, sino también a la 9ª etapa con final en el temible Blockhaus, donde Mikel tiene cuentas pendientes. "Al Blockhaus le tengo ganas porque hace unos años me caí a pie de puerto", explica, aunque si no es allí, etapa que tiene marcada en rojo, tiene claro donde le gustaría brillar: "Luego tenemos el de Aprica, el del último día en la Marmolada... Son finales que ponen la piel de gallina".


Uno de sus más directos rivales, al margen de unos Richard Carapaz y Simon Yates que figuran en lo más alto en las quinielas, puede ser Joao Almeida, que recalcó estos últimos días su fortaleza mental para afrontar una alta montaña que en 2020 le privó del éxito tras quince días portando la maglia rosa: "No siento mucha presion. En el equipo (UAE) vamos todos a una. Soy más fuerte que antes y espero serlo en las montañas. Cada día y cada segundo importan". Landa debe empezar a recuperar tiempo, tanto al portugués como a Simon Yates, en la persecución de su gran meta en este Giro: "Me encantaría volver al podio (ya lo hizo en 2015). Hay un recorrido que se adapta muy bien a mis características, con poca crono y mucha montaña. Vamos a confiar". Es la hora del 'landismo'...


Fuente:www.as.com

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